
Hoy no se entretienen, se estimulan.
La mayoría del “entretenimiento” actual está centrado en pantallas, y eso tiene un efecto directo en el cerebro infantil: altera el sistema de recompensa y genera una necesidad constante de placer inmediato.
No sigas animando como en 1990
Cambió el sistema.
Se aburren rápido, se frustran más y les cuesta sostener la atención en cualquier cosa que no sea una app.
El problema no es solo el tiempo de pantalla. Es cómo funcionan esos juegos: te premian, te atrapan, te conocen. Aprenden tu estilo y te sueltan recompensas justo antes de que abandones. Eso manipulación emocional.
Lo más peligroso: ese sistema entrena al cerebro a necesitar gratificación rápida todo el tiempo. Por eso te dicen y qué gano?
Esto es aburrido o “sin sentido”.
Desde la animación tenés que entender el tiempo breve que tenés. No estás ahí para educar.
La pregunta del millón
¿cómo los entretenemos?
Primero: entendiendo que entretener no siempre es divertir. El error es decir: Quiero diversión! cuándo lo que se busca es entretenimiento… pasar el rato.
Hay juegos que conectan, que generan disfrute real, pero sin necesidad de luces, puntos o logros falsos.
Cocinar juntos, fabricar algo o simplemente charlar… todo eso también es entretenimiento.
Por eso los talleres son actividades muy buenas. El tema es que quien te contrata si conoce al grupo.
Por eso es clave el diagnóstico en la venta.
Si buscás entender más
Por eso existe esta formación
Los animadores de hoy necesitan herramientas para competir con el mundo digital sin imitarlos.
Necesitan saber cómo funciona el cerebro de un niño y cómo ofrecerle experiencias que lo desafíen, lo conecten y lo hagan sentir parte de algo real.
En mi curso de formación para animadores trabajamos todo esto:
cómo captar la atención, cómo sostenerla, cómo crear juegos que realmente dejen huella.
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